El primero de julio pasado tuvo lugar el proceso electoral 2012 que tanta expectativa había suscitado en la opinión pública nacional e internacional. Un largo conflicto político social eclipsado o desdeñado discursivamente por los medios masivos de televisión a lo largo de los últimos seis años y la sobre-exposición y eventual construcción de una candidatura a la presidencia de la República, la de Enrique Peña Nieto, del PRI, se ofrecía como fondo de un proceso político-electoral viciado y desigual cuando se mira más allá de los estrictos límites en donde se inscribe el proceso electoral per se.

Y es que la clave de la cuestión estriba en el hecho de que el antagonismo político que define esta coyuntura no se agota en el proceso electoral, sino que encuentra sus determinaciones en una escala de poder político mayor: la escala de organización del régimen político mexicano durante, por lo menos, las últimas tres décadas.

El proceso electoral, formalmente, no termina aún, y el conflicto social, político y legal se mantendrá en las próximas semanas. En este Debate se comentan algunas de las claves y algunos de los escenarios de tan importante proceso político para la historia contemporánea de México.

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